(para mi amigo Gerónimo Contreras)
Me contaron de una melodía
bordada en un colorido tapiz
con las cuerdas de un violín
y un viento fuerte que corría.
Decían que ilustraba el ágil vuelo
de un arco, como encantado
por un violinista -o un mago
en las montañas de Lago Puelo.
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